miércoles, 29 de marzo de 2023

El esfuerzo de seguir andando. Parte IV

  Y he aquí, finalmente, aquello de lo que yo quería hablarles desde el principio, aquello que lleva escandalizando mi alma desde hace tiempo y no me atrevo a expresarlo por el temor real de que me lluevan palos por todos lados. A estas alturas de la vida mi piel debería tener la consistencia de la de un elefante, pero hete aquí que con la edad la piel se hace cada vez más fina, casi translúcida y una, que soy yo, piensa que no tiene ganas de follones. Total ¿para qué?, se pregunta si, al fin y al cabo, el mundo va a seguir igual.

El problema es que, para una alma mosquetera como la mía, el derrotismo no es plato de gusto. Y cuando una ha lidiado con tantas injusticias lo mínimo que puede hacer antes de morir no es gritar las injusticias que ha sufrido, que esas ya no tienen remedio y pertenecen a una dinámica difícilmente cambiable, sino explicar las grandes contradicciones que vislumbra.

Pero hete aquí que mientras yo me encontraba sumida en esa terrible disyuntiva de tener que elegir entre la protección de mi piel, cada vez más sensible y mi espíritu mosquetero, aunque ello determinara interminables discusiones, apareció un nuevo libro de un sesudo filósofo llamado Byung-Chul- Han titulado “No cosas” y en el que al parecer viene más o menos a afirmar que la digitalización desmaterializa el mundo.

Lean el libro y si no disponen de tiempo o de ganas aquí tienen un link en el que echar un vistazo.

Byung-Chul Han y el advenimiento de las “no cosas” - Nueva Revista

No. Yo no lo he leído. Tampoco creo que lo lea. Comprendo a lo que Byung-Chul Han se refiere, entiende lo que quiere decir, pero, francamente, creo que se equivoca. 

Total, y absolutamente.

¿Seré capaz de hacerme entender yo?

Lo ignoro. 

Es cierto que, como afirma Byung-Chul Han, la digitalización desmaterializa el mundo, pero al contrario de lo que él dice, en mi opinión esto sólo sucede en apariencia. 

Y créanme este “pero sólo en apariencia” cambia toda la situación.

Porque este “pero sólo en apariencia” es la clave que consigue abrir la puerta de la realidad real y no sólo de la realidad virtual, por denominarla de algún modo.

Empiezo y pido a todos mis lectores su buena voluntad, su paciencia y su comprensión a mis palabras.

Es claro que cada cual puede y debe llevar la vida que más adecuada le parece.

Es claro que cada cual puede defender las creencias y las posturas que mejor se adecúen a su ser.

Por eso considero que si alguien pretende ver en mis palabras un discurso ideológico o una postura moral se equivoca de medio a medio. 

Mi intención es explicar por qué yo, al contrario de lo que al parecer afirma Byung-Chul Han, no considero en absoluto que la materia se haya descorporeizado.

Justo lo contrario es lo que a mí se me presenta: que el espíritu se materializa, que el espíritu pierde altura y alas y se convierte en cuerpo, conservando de su otrora espíritu sólo los términos lingüísticos, pero no el contenido.

No. El mundo no se desmaterializa. El mundo se convierte en una piedra sin alma.

La pregunta es cómo se puede llegar a la conclusión de que el mundo se convierte en una piedra sin alma, sobre todo después de haber afirmado que el problema es que el espíritu se materializa.

En "The Cambridge Handbook of Western", Michael Gomes, el encargado de escribir el tema acerca de Helena Blavatsky sostiene en la página 254 que:

"Central to Blavatsky´s position is the belief that

 Esoteric philosophers held that everything in nature is but a materialization of spirit."

Gomes recoge esta afirmación de la obra de Blavatsky: Isis Unveiled I:428

Es aquí justamente donde reside el problema que acucia a nuestras días.

 Si consideramos, como los antiguos filósofos,que todo está lleno de espíritu, incluso las piedras, es innecesario que el espíritu se materialice, puesto que el espíritu está ya dentro de la propia materia. 

Si el espíritu permanece aparte de la materia, aparece el problema de considerar 

a)si se trata de un don (Espíritu Santo) concedido por un ser superior, de modo que la materia cobra vida, se espiritualiza. La materia "ve".

b) o una caída del espíritu. Así considerado, que el espíritu se materialice no significa una espiritualización de la materia, sino justo lo contrario: una materialización del espíritu; esto es: una caída del espíritu en la materia.

Se puede llamar caída, se puede llamar olvido, se puede llamar pecado. El término no es lo más importante. Lo fundamental es que el espíritu ha abandonado el lugar que en principio le correspondía. 

Para que la materia pueda espiritualizarse ha de sufrir una transformación: Lo que los alquimistas llaman "transmutación". Es decir, que no es el espíritu el que ha de materialzarse, sino la materia la que debe espiritualizarse. Esto en el proceso alquímico es posible por lo que hemos afirmado al princio: porque todo en la naturaleza está compuesto de materia y de espíritu. Incluso las piedras. Eso significa ni más ni menos, que en esa transmutación, lejos de suceder lo que Blavatsky sostiene: que el espíritu se materializa, sucede que la parte espiritual que ya existía previamente toma conciencia de sí misma y se intensifica. Hasta un punto en el que, ciertamente, el carbón puede llegar a ser oro.

En cualquiera de los dos casos el espíritu siente el deseo de ascender al lugar del que partió. El cristianismo según los evangelios representa el primer caso. El espíritu no cae por ningún pecado. El espíritu despierta y recuerda al espíritu de la materia que el hombre es cuerpo y alma, que hay que proteger y respetar a ambos. La resurrección es una resurrección del cuerpo y del alma. Pero el viaje es cíclico y ascendente. Se retorna al lugar del que se partió, una vez después de haber construido siguiendo el modelo del Gran arquitecto, del Ser Absoluto.

PERO si es el espíritu el que se materializa, que es lo que sostiene Blavatsky, el espíritu cae, pierde altura, esto es, consciencia de sí mismo, se olvida de lo que es y de lo que fue. En una palabra: el espíritu duerme y termina perdiendo la esencia de su ser. 

El oro se funde con el carbón, primero y transmuta en carbón, después.

Y así es como la piedra filosofal se convierte sólo piedra, que ni cuida ni protege porque no hay nada que cuidar y nada que proteger. 

Eso y no otra cosa es lo que sucede en nuestros días. 

En los tiempos actuales no es que el espíritu esté en todas las cosas, ni siquiera en las piedras frías. Tampoco es que el espíritu sea un don que despierte, o que el espíritu haya caído en la materia por haber perdido su grandeza inicial. Nada de eso tiene que ver con la tragedia acuciante de nuestros días. Lo que hoy sucede es algo nuevo y terrible:  No es que lo material sea espíritual.

De repente el espíritu ES material! 

Los términos que se utilizan son espirituales y bien espirituales, pero el contenido que dichos términos conllevan se refieren una y otra y otra vez al cuerpo. Una letanía, un mantra, que poco -por no decir nada- tiene que ver con la elevación material y mucho con la materialización del espíritu. Las ideas se convierten en metas. Las líneas se convierten en puntos. Los puntos en slogans. Los principios se convierten en estrategias. Los discursos lógicos del razonamiento en argumentaciones tácticas plagadas de fisuras lógicas, hasta un punto en que sólo acertamos a divisar uno de esos nudos gorgianos. 

Y es ahí: cuando la espiritualización de la materia ha llegado a su estadio final, el momento en el que el espíritu ha de despertar o corre el peligro de quedar para siempre petrificado, habiendo perdido la conciencia de sí mismo!

Pero es ahí también justamente donde se libran las batallas más cruentas, dramáticas y yo me atrevería a decir que incluso trágicas, de la historia. Y ello porque el espíritu dormido siente terror de su situación y quiere regresar al lugar que le corresponde lo más rápidamente posible.

Es ahí tambíen donde el espíritu reclama a la materia no sólo la devolución del tiempo perdido sino también su compensación, y exige a la materia, lo que es un imposible para la materia: que la materia pierda su condición y se espiritualice. El amor no es amor al prójimo, el amor no es carnal, el amor es sólo platónico; es decir, sólo es real en el mundo de las Ideas. 

Es entonces cuando los movimientos idealistas, religiosos, esotéricos, espiritualistas, místicos y similares surgen y avivan con una fuerza inusitada que a muchos asusta y que para otros, sin embargo, supone la posibilidad de encumbrarse al poder aprovechándose de ella bien sea para usos comerciales o políticos, o ambos.

Pueden suceder tres cosas:

1. La materia gana la partida. El materialismo se impone incluso en los movimientos religiosos, que sirven únicamente como legitimación y asentamiento del poder civil-económico. Ello conduce a la barbarie materialista.

2. El espíritu gana la partida. Los movimientos idealistas y religiosos se imponen incluso en el gobierno. Ello conduce a la barbarie espiritualista.

3. Existe un equilibrio entre la materia y el espíritu. Ambos se apoyan, se sostienen y se aman. Es el tiempo de la piedra filosofal. Que esta tercera posibilidad es difícil de lograr no lo duda nadie, pero que sea difícil, incluso imposible, no impide que nos esforcemos por llegar hasta ella. La perfección no es cosa de hombres, pero el deseo de perfección sí lo es.

Que ese deseo de perfección se refiera sólo al cuerpo y a las facultades del cuerpo, o que ese deseo de perfección se refiera únicamente al alma y a las facultades del alma, supone siempre un sinsentido. Y ello porque:

El hombre es cuerpo y alma.

Esta relación mantiene un equilibrio tanto en las consideraciones alquímicas como en algunas corrientes místicas cristianas.

En otras, el espíritu pasa a ser el elemento fundamental y el cuerpo es únicamente la representación del mal, de la caída y de la insuficiencia. De modo que hay que atormentar el cuerpo para elevar el espíritu. Esta es la postura de gran parte de la Iglesia ortodoxa y, en general, de la mayor parte de las religiones orientales que afirman que el mundo material es sinónimo de Nada porque lo único que tiene existencia es el espíritu.

Finalmente,las consideraciones materialistas niegan la existencia del espíritu y afirman que lo único existente es la materia. Puede ser que la materia, como los átomos, no sea visible, pero desde luego sus efectos y consecuencias son visibles y bien visibles. La Nada es lo que se abre ante al individuo como contraposición a la Materia. La Nada y no el Espíritu.

La diferencia entre el nihilismo oriental y el occidental salta a la vista. Mientras que para el pensamiento oriental el nihilismo es la realidad auténtica, para el pensamiento occidental el nihilismo supone la muerte de Dios. Esto es: una tragedia y por tragedia irremediable y ajena a la capacidad del individuo de encontrar una solución o un remedio. Pero el nihilismo occidental no representa simplemente una consecuencia a la muerte del Absoluto, del Primer Axioma, de la realidad Real o como se le desee llamar. El nihilismo occidental es doblemente trágico: Dios ha muerto, pero como Lovecraft muy bien afirma: el mundo de los monstruos, el mundo Cthulhu sobrevive.

Así pues, mientras que para el oriental el nihilismo supone una realidad oculta por la materia, para el occidental el nihilismo es un destino trágico que lo arroja de la posibilidad de ascender, que le impide salir del Padre para como hijo realizar un camino ascendente que le permita regresar al Padre: al lugar de donde salió.

Sea como fuere, éstas son a grosso modo las diferentes posibilidades de combinar materia y espíritu: o existe un equilibrio entre ambos elementos, o se da una importancia crucial a uno de ellos a modo de anular o minimizar al otro.

Las diferentes técnicas de fortalecer el espíritu han sido tradicionalmente: el ayuno, la oración y el ascetismo. Se trataba en definitiva de restringir lo corpóreo para concentrarse en lo que se consideraba la parte más elevada del ser humano. La alquimia implica la posibilidad de la regeneración del individuo a pesar de su caída y desde su caída. En este sentido implica una constatación del mito del Ave Fénix. El individuo cuyo espíritu ha muerto puede resurgir de sus cenizas. La muerte no es nunca total ni absoluta. Ello determina que la renovación-resurrección sea posible.

Por otra parte, la conexión entre lo espiritual y lo corpóreo permite que la perfección espiritual se transmita al cuerpo en tanto que el Bien, virtud propia del alma, confiere al individuo Belleza, cualidad propia del cuerpo.  

Que esta simetría no siempre era real fue ampliamente tratada por Oscar Wilde en su obra “El Retrato de Dorian Grey” y algo parecido escribió Tolstoi en su “Sonata a Kreutzer”. Lo que une a ambos autores a pesar de sus diferencias, es que ambos viven en un tiempo en el que el materialismo empezaba a atisbar como lo que muchos denominan: “la religión viva”. Al final de sus días y en un mundo cada vez más nihilista materialista ambos fueron arrojados al abismo por sus visiones. Oscar Wilde se negó a abandonar Londres para ir a refugiarse en París, convencido como estaba de que nunca terminaría en la cárcel y Leo Tolstoi desheredó a sus hijos con el convencimiento de que sus tierras mejorarían la situación existencial de los campesinos que la trabajan. Oscar Wilde fue condenado a dos años de prisión y los campesinos de Tolstoi vendieron las propiedades heredadas en cuanto se convirtieron en sus propietarios.

El mundo estaba cambiando y no era precisamente en ascendente.

A la muerte de Dios e intentando salvar el mundo de lo Real le siguió el mundo de las Ideologías: Primero el comunismo y después el fascismo, entendido por muchos como el movimiento contra-comunista- sumieron a Europa en cruentas guerras.

Instaurada la paz, la cuestión del nihilismo siguió abierta.

Es verdad que algunos intentaron seguir las corrientes filosóficas orientales introducidas por grupos eclécticos como la teosofía de Helena BlavatskyGurdjief y algunos otros. Pero primero: el eclecticismo no siempre es posible, ni siquiera haciendo malabarismos y, segundo, cuando el materialismo invade una cultura (y no simplemente una sociedad, como suele afirmarse) ningún movimiento – y mucho menos los colectivos – pueden quedarse al margen de su influencia. La mayoría de estos grupos lo único que tenían de espiritual era el nombre. Detrás estaban las guerras por el dinero, por el control de las cuentas bancarias y la manipulación psicológica que se intentaba solucionar con terapias tan peligrosas o más que la manipulación misma.

Es cierto que la manipulación psicológica puede parecer muy espiritual.

No lo es. La manipulación psicológica es una deformación de la conducta a través de palabras, tonos, músicas y ayunos. Es verdad, el camino (Logos) es el mismo; la dirección, no. Privando al individuo de su voluntad, las diferentes sectas espirituales se enriquecían de forma aún tan indignante si no más que las Iglesias denominadas convencionales.

Y aquí seguimos. Sin Dios, sin ideologías políticas y sin salvación, ni siquiera exótica.

En un mundo así: ¿qué es lo único que parece tener sentido?

El bienestar económico. El status social. El prestigio.

El individuo vuelve a depender de lo que los demás cuenten de él, de lo que los otros muestren de él. El individuo vuelve a valer tanto como posee: “Tanto tienes, tanto vales.” El mayor capo del globo terráqueo es más admirado que el más grande santo, al cual, por cierto, se le pone en tela de juicio para descubrir que por muy santo que sea, va al cuarto de baño como todo el mundo. Eso, suponiendo que antes no se le descubra “su verdadero rostro”, tendente a mostrar que entre un capo que dona parte del dinero a obras de caridad, porque así además desgrava impuestos, y un gran santo que echa a gritos a los mercaderes del templo, impidiéndoles de este modo hacer su trabajo y alimentar a sus respectivas familias, no existen grandes diferencias y si existen son a favor del capo y no del gran santo.

Y aquí seguimos: sin Dios, sin ideologías, sin salvación, ni siquiera exótica y mostrando simpatía por los monstruos.

Y en estas estamos cuando aparece la comunicación, la información, la digitalización y todo aquello que Byung-Chul Han denomina el mundo de las “no-cosas”.

Y casi al mismo tiempo aparecen los movimientos vegetarianos, veganos, las diferentes orientaciones sexuales, las manifestaciones por la defensa del medio ambiente, el ayuno, la unidad del Bien y la Belleza… y uno, que para variar no soy yo, piensa que el mundo espiritual está de vuelta.

No.

No está de vuelta. No sólo no está de vuelta, sino que lo material se ha apropiado no sólo del lenguaje espiritual sino también de las formas y de las técnicas que otrora utilizaban las corrientes espirituales para fortalecer el alma del individuo.

Un ejemplo claro lo constituye el vegetarianismo.

Antaño la importancia del vegetarianismo era doble. Por un lado, las filosofías que creían en la reencarnación, temían devorar a hombres reencarnados en animales. Por otro, se consideraba que la carne, por provenir de un animal muerto (asesinado) impedía al alma elevarse sobre sí misma. De tal manera que su consumo exigía una ceremonia previa. Los animales se ofrecían en honor de los dioses y se sacrificaban de una determinada manera y no de otra.

Así pues, el vegetarianismo servía a la elevación del alma sobre sí misma.

En nuestros días el vegetarianismo es el repudio de la carne, no para fortalecer el alma sino para proteger la materia denominada bajo el término genérico de “medio ambiente”. La negación de consumir materia (carne) está generada por el deseo de proteger a la materia (medio ambiente). Y lo mismo puede afirmarse del veganismo. En cuanto al ayuno, en ocasiones casi inhumano que algunos y sobre todo algunas, llevan a cabo, se ha convertido en sinónimo de "dieta", a fin de perder peso o, en cualquier caso, de no ganarlo.

La orientación sexual se mueve también en este contexto. Es comprensible que determinadas personas que tienen una determinada orientación sexual no se encuentren a gusto en su cuerpo y deseen cambiarlo. Pero la sensación de no estar a gusto en su propio cuerpo no es cuestión que únicamente afecte a aquellos que tienen una determinada orientación sexual. Muchas mujeres obesas se sienten delgadas, y muchas mujeres delgadas se ven así mismo obesas. En todos ellos, el resultado de no sentirse cómodo en sus cuerpos implica en muchos casos pasar por el quirófano para conseguir que idealización y materia coincidan. Esto que podría ser considerado como sumamente espiritual, en tanto que es la materia la que se acomoda al espíritu, no lo es tanto si se considera que la pretensión última no es la de elevar el espíritu sino la de proporcionarle al espíritu el cuerpo adecuado a la orientación sexual o a las modas estéticas del momento.

No creo que un individuo preocupado por desarrollar y perfeccionar su espíritu tenga grandes problemas con el hecho de que su cuerpo sea de una manera u otra.

Repito, por si alguien anteriormente no ha leído mi comentario: con esto, no estoy oponiéndome en absoluto ni a las diferentes orientaciones sexuales, ni a que las personas acudan a la cirugía estética si con ello se sienten más felices y más plenas. Lo que estoy diciendo es que esa felicidad depende de una cuestión material y la materia no se eleva por encima de sí misma. Lo que estoy diciendo es que estamos sumidos en un mundo material en el que cualquier expresión espiritual es más un deseo que una realidad. No estoy criticando a ningún sector de la población. Lo que estoy intentando mostrar es que incluso aquellas posiciones que podrían considerarse “espirituales” son, en realidad,  materialistas y bien materialistas, en tanto que su primera y última pretensión está basada en la materia y no en la elevación del espíritu. 

Lo mismo sucede con el tan trillado y repetido concepto del Amor, del verdadero Amor, que según se nos repite hasta el aburrimiento, acaba de ser descubierto hace una semana porque lo que antes existía no era amor auténtico, porque eso que antes se denominaba "Amor" era amor convencional, amor interesado, amor mantenido por la costumbre y por el patrimonio, pero no amor puro y verdadero, como el que ahora existe y por eso ha de ser defendido y proclamado por todos y cada uno de sus esforzados y valientes adalides. 

Resulta importante, sin embargo, constatar dos aspectos:

a) ese Amor que con tanto ruido se proclama a sí mismo "auténtico" es, en realidad, tan materialista como el fundado sobre un patrimonio. El uno se crea por intereses económicos y el otro por descargas "químicas" y "hormonales" a las que se les llama "feeling". Acariciar y ser acariciado es importante porque genera oxitocina, lo que promueve conductas de generosidad en las personas, fortalece los vínculos sociales y todo eso ayuda a la paz mundial... 

b) ese Amor que con tanto ahinco pide, casi exige, ser defendido a capa y espada por auténtico y verdadero, hace referencia únicamente al amor de pareja, que no tiene por qué ser únicamente el amor entre hombre y mujer, está claro.

El problema de este profundo, auténtico y verdadero amor es que muchos hijos e hijas quedan en el camino y son convertidas en obligaciones jurídicas y patrimoniales, a las que hay que pagar una pensión y eso a partir de una determinada edad siempre y cuando cumplan con las obligaciones filiales hacia los padres, sin considerar que esos padres las han abandonado y traicionado en edades en las que una traición es un abandono en el bosque a lo Hänschen y Gretel. Pero eso no se tiene en cuenta. El padre o la madre de turno los ha abandonado y relegado a un segundo lugar porque ese padre y esa madre han luchado por el amor verdadero y auténtico, con el que quieren estar el resto de sus vidas. Pero se exige a esos hijos no sólo que acepten a ese amor verdadero y auténtico, tantas veces como ese amor verdadero y auténtico pueda variar, sino que cumplan con sus obligaciones. Obligaciones. El padre y la madre cumplen con la obligación de pasar la pensión si los hijos cumplen con la obligación del visitarlos y estudiar. Obligación es la palabra entre padres e hijos. La familia, un cúmulo de obligaciones. El compromiso familiar no es una promesa en dirección eternidad. El compromiso familiar es un malabarismo entre el" amor profundo y auténtico de pareja" (oxitocina) y las "obligaciones familiares." (estimulo/respuesta: pavlov)

Hmm.

Respecto a la defensa del Medio Ambiente se refiere. Todos los movimientos que pretenden protegerlo son sumamente loables y merecen todos mis respetos, pero en ningún modo se basan en filosofías religiosas panteístas. El Medio Ambiente ha de ser cuidado porque es el lugar que nos alimenta y que permite la vida. La materia por la materia misma.

Y no muy distinto es el panorama en lo que se refiere al cuidado del cuerpo, con el que ya no se persigue aquello de “mens sana in corpore sano”, sino sencillamente el cuidado del cuerpo por el cuerpo mismo, por la belleza estética de un lado y por el alargamiento de la vida, por otro. A la pregunta de para qué la vida se contesta con un “la vida para vivirla”, sin que ello signifique mucho más que “a vivir que son dos días.”

Incluso a los abuelitos se les invita, se les recomienda, se les insta incluso a que cuiden de sus nietecitos no por el afecto natural que el parentesco conlleva, o debiera conllevar, sino porque “estudios científicos han demostrado” (siempre son estudios científicos los que demuestran las sesudas consideraciones que siguen a esta frase convertida ya en letanía, por no decir mantra) que previenen el Alzheimer. Así que el cuidado a los tiernos infantitos cuyos padres trabajan termina convirtiéndose en la persecución del cuidado de la propia mente, que conserva la materia cuando carece de chispa divina, de impulso sostenido y elevado por el amor.

Es verdad, la mente, lo mental no puede verse, pero al final lo mental se convierte también en materia.

En resumen, que yo, al contrario del filósofo Byung- Chul Han no creo que el cuerpo se desmaterialice sino más bien todo lo contrario: que lo más inmaterial que existe, el espíritu, se corporeiza, se hace materia y todo porque el Logos, el camino, que es siempre uno y el mismo, se está utilizando para ir en la dirección descendente y no en la ascendente. Y creemos que da igual porque el camino es uno y el mismo poco importa el adónde y no, no da igual.

De eso justo de eso quiso prevenirnos y advertirnos Heráclito.

Muchos lo leyeron. Pocos han entendido la inmensidad, la seriedad, el alcance de su advertencia.

 ¿Cuál es la conclusión de todo ello?

Aunque me moleste, he de reconocer que lo ignoro.

 No sé a dónde conduce un materialismo nihilista, en el que todos hablan del Amor como si del Amor eterno y espiritual se tratara cuando en realidad es un amor basado en cuestiones químicas y económicas y que dura hasta que las mariposas han dejado de moverse por aquello de que el amor se va “por tanto usarlo”.

No sé adónde pueden llevar narrativas que incesante repiten “somos una familia, somos una familia” y “nos queremos mucho y siempre nos querremos mucho”, justo a partir del mismo instante en que se han convertido en “familias desestructuradas” porque sus fundadores “mamá y papá” han decidido separarse. Las razones son variadas y numerosas, pero en general es porque mamá o papá ha encontrado otro “grande y eterno y único amor de la vida”.

No sé adónde conducen narrativas que gritan solidaridad y no tienen ni idea de lo que significa “amor al prójimo.”

No sé las consecuencias que generan las críticas incesantes al narcisimo, obviando lo que significa el amor propio y la autosatisfacción. Porque todas esas críticas incesantes al narcisismo llevan a los esforzados a sentirse culpables no sólo de proclamar al viento que se sienten orgullosos de sí mismos, sino de incluso de pensarlo y no es extraño, por tanto, que de repente tantos psicólogos hayan de enfrentarse a la cruda realidad de que los mejores, los más capaces, los más esforzados sienten el “síndrome del impostor” porque no se consideran dignos de nada, mientras que los que no han movido un dedo, se consideran con derecho a todo.

Y no digo que no existan narcisistas, psicópatas y sociópatas. Existen y en algunos sectores de la sociedad probablemente más que en otros, pero lo que hay que admitir igualmente es, en primer lugar, que en una sociedad el número de enfermos suele ser, por lo general, menor que el número de individuos sanos  y por otro, que esa teoría del narcisismo sostiene a la peligrosa teoría del igualitarismo, donde lamentablemente la igualdad no se refiere ni a la igualdad de oportunidades, ni a la igualdad democrática en ascenso sino a la igualdad a la baja. Y esta igualdad a la baja es peligrosísima porque impidiendo ascender al esforzado y obligándole a descender a los infiernos se deja verdaderamente el camino libre a los auténticos narcisistas, psicópatas y sociópatas para que lleguen a convertirse en los verdaderos tiranos de este mundo.

¿Cuál es la conclusión de un materialismo-nihilista?

En general todas las corrientes de pensamiento extremas -ya sean idealistas o materialistas- terminan conduciendo a situaciones extremas y a movimientos de péndulo.

Una posibilidad sería una guerra que condujera a una resurrección del sentir espiritual.

Otra posibilidad sería una guerra que condujera a la mayor barbarie jamás conocida por el ser humano.

Otra posibilidad sería un cansancio de tal magnitud que la pasividad se instale en una sociedad dejando paso a dictaduras digitalizadas que se pueden alargar en el tiempo indefinidamente.

Me gustaría, créanme, conocer la respuesta.

La verdad es que, siendo hija de mi tiempo, la desconozco.

El espíritu sigue dormido y lo último que yo desearía sería que fuera despertado por la teoría del Poder.

Al paso que vamos es lo único que lo va a conseguir.

No está mal si ese Poder no es el Poder por el Poder sino el Poder por algo y para algo. Por ejemplo, la protección de la tierra que nos vio nacer y de la familia en la que crecimos.

En tiempos globales, la tierra que vio nacer a muchos no es la tierra en la que crecieron y la familia en la que crecieron no es la familia de la que partieron.

Si escribo algo del estilo: No necesitamos machos y no necesitamos feministas, sino que necesitamos patriarcas y matriarcas, ¿seré correctamente entendida? Patriarcas que cuiden con su vida a su familia sin imponer el Poder por el Poder sino el Poder que otorga la sabiduría y la experiencia; es decir, la unión de razón y emocion, la unión alquímica de sulfuro y mercurio. Matriarcas que cuiden con su vida a su familia sin imponer el Poder por el Poder sino el Poder que confiere la sabiduría y la experiencia, el derivado de la unión de razón y emoción. Esto es: la unión alquímica de azufre y mercurio.

No. No necesitamos machos ni feministas que hacen del sexo su modus vivendi y su modus operandi, que abandonan hijos y vidas a medio hacer para correr allí adonde el pene o la vagina o las hormonas les llevan. No necesitamos grandes y eternos amores que duran lo que dura el vuelo de una mariposa y que cuando se acaban dejan tras sí "polvo, sudor y hierro", (Manuel Machado "Castilla") y no sólo eso sino un desierto infectado de monstruos, lágrimas y cadáveres. No necesitamos machos ni feministas para los cuales la descendencia supone jugar a las casitas primero, y pagar una pensión, después.

¿Me entenderá alguien adecuadamente?

Tengo mis dudas razonables al respecto.

¿Me importa?

Creo que no demasiado.

Si escribo algo del estilo: "Hay que fomentar la sabiduría e impedir que el necio brille, hay que leer buenos libros y utilizar los malos únicamente para pasar el rato" ¿seré correctamente entendida?

Lo dudo.

Así que lo único que me queda es esperar que los materialistas cuidando la piedra como la cuidan en estos momentos, terminen por descubrir el espíritu que en ella se oculta.

Firmado: una hija de su tiempo que, como todos los buenos hijos, es crítica con su padre sin dejar de amarlo. No odio a mi tiempo. Ha sido un largo camino el que este tiempo ha recorrido y ha logrado arrancar mucha maleza y mala hierba sacando a la luz que la religión oculta en nuestros días tanto materialismo como cualquier otro aspecto de la sociedad, ha sufrido mucho aceptando que ni todo es ideología ni todo es social. Veremos lo que hacemos sus hijos cuando descubramos que no todo es economía y lo que hacen sus nietos cuando comprendan que no todo es Poder.

Y porque no deseo ser malinterpretada, porque no tengo ningún deseo de que alguna vez alguien me pueda confundir con Icarus, porque es a Dedalus al que yo reivindico: al constructor de un laberinto del que él mismo logro salir elevándose por encima de la fría piedra, caverna, con alas de cera (materia) pero con la fuerza del pensar. Cuando el espíritu se eleva, se ha de elevar, porque la piedra de la materia ya no le protege sino que le encarcela. No yo no soy Icarus, no quiero serlo, no pretendo serlo. No es mi meta abandonar la materia que me protege de ser consumida por el fuego de un espíritu absoluto.

No todo es espíritu. El hombre es materia y espíritu y ha de atender forzosamente a las dos. El hombre ES lo que come, aunque no sólo de pan vive el hombre. El hombre que no cuida su cuerpo, no puede cuidar su espíritu. Por muchas bellas palabras que salgan de su boca o de su pluma un hombre que desprecia su cuerpo y lo material es un ser deforme y enfermo.

Pero exactamente puede decirse del espíritu. 

Es curioso porque hay dictaduras que se asientan en la sacralización del espíritu, obsesionadas como están con el desprecio al cuerpo, al que consideran maligno y pernicioso. Así que se dedican a la exaltación de un espíritu, que no es el espíritu sino "su" espíritu. Esto es: el espíritu del "orden" eterno y universal; esto es: de "su" orden eterno y universal. Son las dictaduras teocráticas o refrendadas por el poder eclesiástico, en las que el dictador asume la identidad de Dios.

En dichas dictaduras la culpa civil aparece reforzada junto a la idea de pecado. En dichas dictaduras todo lo que tenga relación con el cuerpo es pecado. Comer es pecado, hacer el amor es pecado, reir es pecado, y llega un momento en que el espíritu termina contaminado y asesinado por la idea. Y junto con el cuerpo muere también el espíritu porque hasta la vida termina siendo un pecado y uno tiene que sentirse culpable de estar vivo porque ello ha inferido grandes dolores a su madre, a la hora del parto. En dichas dictaduras el conocimiento que se puede aprehender es limitado. La ciencia queda paralizada, así como el arte y cualquier libro es sospechoso de perversión. Las humanidades son muy queridas, siempre y cuando escriban "la verdad". O sea, la verdad de esa dictadura.

 Si en tales organizaciones el conocimiento queda paralizado, imaginénse ustedes el pensamiento. No hay pensamiento. No lo hay. La apariencia de bondad y la repetición de letanías y el cumplimiento de los ritos ocupa gran parte de los deberes sociales. El resto, claro, consiste en cumplir los deberes ciudadanos impuestos por las leyes. Pero el tribunal espiritual dirige al tribunal estatal. Y cuando hablo de dictaduras teocráticas me refiero a cualquier tipo de doctrina que determine qué debe sentir el espíritu, qué debe creer el espíritu y adónde debe ir el espíritu. Una dictadura basada en el control psicológico (propagandístico) de la población sería igualmente una dictadura teocrática en tanto que determinaría desde el exterior la uniformización del espíritu colectivo. El que no se comporta como el resto de los ciudadanos es un ser "culpable". Esto es "enfermo". Es por ello por lo que personas de naturaleza artística, homosexuales, personas con una sensibilidad exquisita o visionarios han terminado (o han corrido el peligro) encerrados en manicomios. (Eufemismo: casas de reposo). 

En definitiva se trata del intento de traer el "más allá", el "paraíso" al aquí y ahora a base de la destrucción del cuerpo.

 Otras dictadura están basadas en el materialismo duro y puro. El espíritu es un constructo, un invento.  El bienestar material consigue la felicidad de los ciudadanos, así que basta con asegurarles las necesidades básicas, por un lado y por otro mostrarles que es posible e incluso fácil seguir acumulando más riquezas. El pecado no existe. Lo único que hace falta es respetar las leyes dadas por el Estado que, por otra parte, se encarga de todo. Estas dictaduras suelen ser técnicas-cientificistas. El conocimiento goza de un gran prestigio, sobre todo en la rama tecnológica, que es la que más éxitos proporciona. Las humanidades son rechazadas por improductivas y subjetivas; y por tanto, susceptibles de ser interpretadas como cualquiera tenga a bien. La parte espiritual es sustituida por un exceso de emociones tendentes a embellecer lo bello hasta convertirlo en cursi. Esto es lo que una y otra vez denuncia Herman Broch en sus escritos acerca de lo kitschig. La falta de espíritu se transmite al arte que termina convirtiéndose en sencillamente marketing. 

La educación psicológica juega un papel importante a la hora de formar y uniformizar la mente. No se trata tanto de formar el espíritu en una dirección, puesto que no hay espíritu, y tampoco se trata de aceptar un "orden eterno y universal". Tampoco implica al individuo en grupos colectivos si él no lo desea. No hay ritos; no hay letanías. Pero hay algo que el individuo debe grabar en su cerebro: el Estado lo es Todo. Más allá del Estado no hay nada. 

En una dictadura materialista, el Estado laico ha absorbido cualquier tipo de religión. El Estado, él mismo, es también la religión.

En definitiva: se trata de traer el "más allá", el "paraíso", al aquí y ahora, a través de la destrucción del espíritu y del éxito de la materia.

Lo que une a ambos tipos de dictaduras es que son ellas, desde el exterior y a través de las reglas las que consiguen que el hombre se comporte correctamente, porque la naturaleza del hombre es para ambos tipos de dictadura, mala y nefasta e incapaz de desarrollarse adecuadamente si se le deja solo. Cada ciudadano es sospechoso, no se sabe todavía de qué, pero sospechoso y por tanto tiene que estar en situación constante de poder ofrecer un alibí.

En ambas dictaduras lo único que importa es la educación y las virtudes son las dictadas por el Estado. La paz viene asegurada por el cumplimiento de las normas. 

Y en ambos tipos de dictadura: con posibilidad de aprehender conocimientos científicos o no, queda terminantemente prohibido la característica propia del espírtu: EL PENSAR.

El PENSAR es lo más sagrado que tiene el espíritu y es por lo que constantemente se le intenta perseguir, atrofiar, prohibir, destruir. 

El pensamiento hermético sabe dónde se encuentra el espíritu. El verdadero Espíritu. 

La piedra filosofal.

Piedra filosofal que comunica dos contrarios en un beso de amor. La piedra dura y el espíritu etéreo se aman. La materia ama al espíritu. El espíritu ama a la materia. Pero todavía hay algo más: la materia cuida y protege al espíritu, por un lado; y por el otro evita que el espíritu, siempre etéreo, huya a los espacios siderales. La piedra hace posible el ideal de los místicos alemanes: que el espíritu sea un aquí y ahora en MOVIMIENTO hacia el más allá.  (Crf. Alma v. Stockhausen. Der Geist im Widerspruch)

Al esfuerzo de seguir caminando, se une el esfuerzo de seguir construyendo, el esfuerzo de seguir pensando.

Fue Brecht el que escribió "malos tiempos para la lírica", contradiciéndose a sí mismo porque aquéllo donde escribió esta frase era un poema.

No. No son malos tiempos para la lírica. 

Son malos tiempos para el espíritu, para el pensar que es un pensar sentido. 

Verstand+Gefühle= Vernunft.

Entendimiento+Sentimientos=Razonamiento 

Y sólo a traves de esa Vernunft es posible llegar a pensar.

Sí es cierto: el camino es uno y el mismo arriba y abajo. El Logos es el mismo para un pensar ascendente como un pensar descendente. Por eso es importante contemplar la Pistis Sofía, la eterna Beatriz, la sagrada María, que es también una Trinidad: la Virgen María, (la alma mater), madre de Jesús; María Magdalena (el corazón) y María, (el intelecto) la hermana de Lázaro que, mientras su hermana Marta se dedicaba a las tareas del hogar, se dedicaba a conversar sobre temas teóricos con Jesús. Ella es justamente, la que deja el camino abierto a la mujer al mundo del estudio. Como de costumbre, la Iglesia determinó que ese conversar se refería a la vida contemplativa. Tal conclusión es una falacia, en el sentido de que desde un punto de vista lógico carece absolutamente de sentido. La vida contemplativa es una vida en silencio y meditación. La posición de María en los Evagelios es clara: María toma una posición activa, la conversación nunca es un monólogo ni una meditación: es un diálogo entre maestro y alumno. Ergo... 

Las falacias de carácter lógico me alteran siempre porque no sólo impiden el pensar, es que deforman la realidad para que aunque ese pensar sea posible, lleve desde el principio una dirección y un sentido equivocado.

Este también es el motivo de mi animadversión hacia la realidad virtual. La realidad virtual significa y determina una distorsión de la realidad, lo cual impide un pensar auténtico. Ni siquiera diáfano. 

Interpretaciones con fisuras lógicas, realidad virtual... todo ello son métodos pacíficos que, sin embargo, impiden el pensar desde su primer momento. 

Es el pensar, el pensar sentido, el que nos convierte en seres humanos. Ese pensar que incluye las ideas claras y distintas, que es la intuición llamada por muchos imaginación. 

La libertad no es un fin. 

La libertad es un instrumento.

La libertad para pensar.

El pensar para ser.

Por eso muchos prohiben y atrofian a la libertad. No por la libertad en sí sino por el pensar en sí. 

Prohibiendo la libertad prohiben el pensar.

Prohibiendo el pensar, prohiben el ser.

Estos textos, como todos y cada uno de mis textos,  significan una la apelación a la unión alquímica. Materia y Espíritu. La unión más sagrada que existe: 

Cuando dos cuerpos que se aman, unen su espíritu; 

Cuando dos espíritus que se aman, unen sus cuerpos. 

Cuando dos se hacen uno y cuando ese uno se hace plural. 

Plural unido por el amor, no por las lágrimas ni por las obligaciones juridicas. 

Amor que no es únicamente oxitocina, sino esfuerzo, constancia y camino aquí y ahora hacia la eternidad transcendente.

Amor pensado y sentido, no sólo practicado.

SAPERE Aude

Piedra filosofal.

Cogito ergo sum

Isabel Viñado 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 









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